Saturday, February 7, 2009

Un jueves cualquiera




-¿Oyes el viento?-me preguntó cuando estuvimos sentados en la escalera.


-Ehhhh, no-respondí con una sonrisa ironica-no oigo nada, ¿estás bien?


-¡¿Como que no oyes nada?! ¡Puedo escucharlo claramente! Se siente muy bien desde aquí arriba.


No dije nada y solo me dispuse a mirarlo y lo escudriñé profundamente; pensé que encontraría algún que otro defecto y que tendría que disimular que lo pasaba bien. Pero no, no había nada malo, todo estaba en su lugar. Sin pensarlo siquiera, sin decidir si estaba bien o mal, si lo que hacia era un impulso desconocido por mi parte, deposité un beso suave en su mejilla, y reí para mis adentros. Él se volvió hacia mí y se acercó lentamente hasta quedar a solo un centímetro, y que al estar tan cerca, podia oler mi aliento y sentir mi respiración.




Asi como se acercó, rozó sus labios con los míos, y luego su boca abrio paso a la mía. Una excitante mezcla de saliva, que al mismo tiempo, participaban dos lenguas que se buscaban, se perdían y se encontraban, con calma, sin prisa, para no apresurar nada, para no lanzarse, para no hablar sin decir. Un clímax infinito que aunque parecio breve, duro mas tiempo. Al separarnos, no había aire que recuperar, y mi corazón no aceleraba. Mis ojos estaban clavados en aquellas dos esferas negras bajo unas pobladas cejas y una pícara sonrisa que me hacía recordar a aquellos vampiros que se fijaban en la chica mas rara del grupo. Sin previo aviso, se acercó a mi cuello con suavidad y susurro:


-Mmmmm, hueles bien, ¿será por hoy?


-¡Muy gracioso!-replique con un falso enojo y dándole un suave golpe en su brazo-Yo siempre huelo bien.


-Eres una rubia atrapada en una morena-rio refiriéndose a mis reflejos en mi pelo-si fueses blanca, estuvieras roja como un tomate.


-¡Jamás!-contesté indignada.


Nuevamente se acerco a mi cuello, dispuesto a morderme, mientras le permitía que lo hiciera sin importarme que se bebiera toda mi sangre; sin importarme el dolor que sus colmillos me causaran; sin importarme que muriera ahi mismo; mientras el disfrutara con un placer místico, sensual el presionar sus labios en mi cuello. Y asi paso; no dolió del todo, no derramó tanta sangre como yo pensé; luego se acercó a mi oído y susurro "Tu sangre es mía, me pertenece.....''


Así pasó un jueves cualquiera....cuando se fue, con la promesa de que volvería, me quede pensando como robarle a Hiro su poder, para volver a tener aquel jueves en la escalera...