Sunday, March 8, 2009

Mujer de canela y miel


Hoy, más que nunca, te pensé; mientras admiraba el paisaje, mientras sentía el viento fresco en mi rostro, te pensé. Y sentí tus dedos recorrer mi espalda desnuda con suavidad, al tiempo que mi piel se erizaba y mi mente se llenaba de ideas y pensamientos exóticos y nuevas estrategias para que esta vez te quedaras por más tiempo. Para que la distancia no se acercara a nosotros y te llevara lejos de mí; para que el día siguiente no llegara, y yo tuviera que esperar semanas y meses hasta volver a verte…. Repartías tus besos por todo mi cuerpo; por mis hombros, por mis pechos; mi ombligo y los huesos de mis caderas; y luego subiste de la misma forma en que bajaste y depositaste un beso en mis labios. De pronto, el placer nos invadió; ignoré la tensión y el miedo, mientras tú deseoso, lo tomaste con calma, a pesar de que el sol pronto saldría. Olvídate de mañana, me susurraste al oído, en el mismo instante en que mi cuerpo recibía al tuyo y nos fundimos en uno solo esa noche. La distancia, el tiempo, las horas, tu trabajo, nada de eso me importaba. Te tenía conmigo, te sentía conmigo, y a partir de entonces, nos pertenecíamos.

Las palabras volaban en la habitación, y yo las veía con una sonrisa infantil. Tenías una mano en mi muslo y sostenías mi mano con la otra; me aferré a ti fuertemente, apretando los ojos con fuerza, rogando con el pensamiento que el sol no existiera, que ese momento se quedara en nuestra memoria para amarnos cuando quisiéramos…te besé; sonreíste con picardía, jugando con mis pezones y besándome al mismo tiempo.

Hueles tan rico, tu cuerpo es un campo que vale la pena recorrer; cada vez que te pienso, me lleno de alegría el saber que tú sientes lo mismo. Me excitas y me provocas, mujer de canela y miel, mujer con inocencia de niña, mujer tan bella; la que no se da cuenta de que sus besos me queman el cuerpo; me satisfaces en cada momento que estamos juntos. Cada cosa que dices, que haces, que ves, las tomo en cuenta, las guardo en el corazón para no olvidarlas. ¡Cómo te quiero, mujer de canela y miel!

Y al llegar los rayos del sol, con un beso, te fuiste con un hasta pronto en los labios, sabiendo en el fondo que te vería más pronto de lo que imaginaba….