Mirándola fijamente, con sus profundos ojos verdes, extendio su mano y le pregunto:
-¿Ahora me tienes miedo, mujer?
Ella, con lágrimas en los ojos, y con la mirada más compasiva que pudo haberle dado en ese mismo momento, respondio con la voz quebrada:
-No...no te tengo miedo...no te tengo miedo...
Y en ese instante, su expresión cambió. Empezó a comprenderlos; empezó a sentir lo que sentían; todas aquellas emociones en las que no creía, comenzaron a surgir; todo ese humanismo y compasión de ellos, él lo sentía.
-Entiendo...
De pronto, empezó a desvanecerse, no sin antes, ella rozar sus dedos antes de desaparecer por completo....
-Entiendo..
Desapareció sin rastro alguno, más que su voz, que solo se oía en su susurro..
"¿Esto que siento en mis manos...es un corazón?"
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