Friday, September 17, 2010

Samurai

Su máscara era lo que me atemorizaba. Parecía sonreír de forma macabra, haciendo que mi corazón se sobresaltara. En mis manos, portaba una hermosa espada, que sin duda alguna, le pertenecía y yo debía de entregársela.

-No temas-me dijo-no hay qué temer.
Se quitó la máscara y vi que era un joven y muy alto. Le entregué la espada y justo cuando empezamos a hablar, desperté...
Me pregunto si los Samurai solían ser como aquél...

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