Tuesday, June 22, 2010

El

¡Ay, coronel! Vamos a leer las muchas cartas que no te escriben..

Sunday, June 20, 2010

Ulquiorra

Mirándola fijamente, con sus profundos ojos verdes, extendio su mano y le pregunto:
-¿Ahora me tienes miedo, mujer?
Ella, con lágrimas en los ojos, y con la mirada más compasiva que pudo haberle dado en ese mismo momento, respondio con la voz quebrada:
-No...no te tengo miedo...no te tengo miedo...
Y en ese instante, su expresión cambió. Empezó a comprenderlos; empezó a sentir lo que sentían; todas aquellas emociones en las que no creía, comenzaron a surgir; todo ese humanismo y compasión de ellos, él lo sentía.
-Entiendo...
De pronto, empezó a desvanecerse, no sin antes, ella rozar sus dedos antes de desaparecer por completo....
-Entiendo..
Desapareció sin rastro alguno, más que su voz, que solo se oía en su susurro..

"¿Esto que siento en mis manos...es un corazón?"

Cada cual con su quimera

Bajo un amplio cielo gris, en una vasta llanura polvorienta, sin sendas, ni césped, sin un cardo, sin una ortiga, tropecé con muchos hombres que caminaban encorvados. Llevaba cada cual, a cuestas, una quimera enorme, tan pesada como un saco de harina o de carbón, o la mochila de un soldado de infantería romana.

Pero el monstruoso animal no era un peso inerte; envolvía y oprimía, por el contrario, al hombre, con sus músculos elásticos y poderosos; prendíase con sus dos vastas garras al pecho de su montura, y su cabeza fabulosa dominaba la frente del hombre, como uno de aquellos cascos horribles con que los guerreros antiguos pretendían aumentar el terror de sus enemigos. Interrogué a uno de aquellos hombres preguntándole adónde iban de aquel modo. Me contestó que ni él ni los demás lo sabían; pero que, sin duda, iban a alguna parte, ya que les impulsaba una necesidad invencible de andar.

Observación curiosa: ninguno de aquellos viajeros parecía irritado contra el furioso animal, colgado de su cuello y pegado a su espalda; hubiérase dicho que lo consideraban como parte de sí mismos. Tantos rostros fatigados y serios, ninguna desesperación mostraban; bajo la capa esplenética del cielo, hundidos los pies en el polvo de un suelo tan desolado como el cielo mismo, caminaban con la faz resignada de los condenados a esperar siempre. Y el cortejo pasó junto a mí, y se hundió en la atmósfera del horizonte, por el lugar donde la superficie redondeada del planeta se esquiva a la curiosidad del mirar humano.

Me obstiné unos instantes en querer penetrar el misterio; mas pronto la irresistible indiferencia se dejó caer sobre mí, y me quedó más profundamente agobiado que los otros con sus abrumadoras quimeras.

Baudelaire

Noche

¡Qué sueño! ¿O pesadilla? ¡¡Juro que sentí los labios de algún fantasma besarme los pies anoche!!

Thursday, June 17, 2010

16-6-2010

8:15pm. De camino a casa. Tu olor se sento conmigo en la parte de atrás del autobus, pero al llegar al semáforo se bajo sin decirme nada...

Thursday, June 10, 2010

2

Ahora sé cómo sabe la sangre...

Monday, June 7, 2010

Para Lucas

But life is long. And it is the long run that balances the short flare of interest and passion.
Sylvia Plath

Lucas:

No te asustes si te llega esta carta. Créeme, que ya bastante asustada estoy. Mi mano que sostiene el bolígrafo no puede detenerse, y mientras más te escribo, es porque mas inspirada me siento. Tantas palabras plasmadas en el papel y sin embargo, no sé cómo te las diría cara a cara. Quisiera susurrarte todo lo que siento y pienso, para que así sepas que nuestra realidad existía; que dentro de esa habitación, al lado de la mesa de noche, al lado de la cama, estábamos tu y yo; que jugábamos, desnudos, retozando, jadeando, riendo a carcajadas, y nadie lo sabía, excepto nosotros dos. Que besaba tu nariz y te decía no te preocupes tontito, no pienses, pero aun así, pensabas porque no podías dejar de pensar, no podías; que te mordía y palpaba tu carne y eras real, Lucas, eras real, y estábamos chorreados de sudor y placer, de orgasmo y risas, de amor y…

Mantenme en tu memoria, Lucas, mantenme allí y no me borres con tu muerte; no me borres en tu ausencia, porque yo no puedo borrarte. Ya no puedo olvidarte y no es porque no puedo, sino porque no quiero.
Para mi aun eres un niño, Lucas, un niño que corre desnudo delante de todos, pero esta vez, ya no te importa porque no temes al mundo como antes. No dudas de los demás, no tienes miedo. Así creo que siempre has sido, Lucas, así te pienso, así te imagino.

Recuerdo aquella noche, solos, en la sala de estar, cuando estábamos sentados en ese sofá donde solíamos tomar café y charlar de cualquier cosa. Recuerdo que te quedaste mirándome fijamente y no pude evitar preguntar porque me mirabas tanto, y me dijiste me fascinan tus ojos, son grandes y hermosos. Me sonroje y mire hacia el suelo, y te sentí mas y mas cerca hasta oler tu aliente. Tus dedos rozaban mis labios al tiempo que mis manos tomaban tu camisa; tu lengua caminaba lentamente por mi cuello, dejando rastro de tu olor; me atrajiste hacia ti y me apretaste con fuerza; y yo, sonriendo picara, te bese en los labios y me respondías; nos besábamos como si quisiéramos comernos mutuamente…y era así. La ropa quedo esparcida en el suelo, mientras que tú y yo nos encontrábamos enlazados, sudando y aun mordiéndonos entre risas y susurros. No sabíamos cómo llegamos a esa situación: solo sabíamos que no podíamos dejar de jugar.



Aun te sueño, Lucas. Aun sueño con todo lo que hacíamos y lo que dejamos de hacer; lo que soñábamos y lo que ya no volveremos a soñar; lo que antes fue y ya no será. Los niños preguntan por ti, y a veces no sé qué decirles; no sé cómo decirles que su padre se quito la vida y ellos no lo percataron. No sé cómo decirles que ya no estarás para ellos cuando te necesiten, cuando los lleves a pasear, cuando quieran oír un cuento tuyo, cuando lloren en tu ausencia, no sabré como empezar. Hay momentos en que no creo que hayas muerto y que entraras por la puerta y me dirás que fue un mal chiste, un chiste muy pesado, uno de esos chistes que no tienen sentido al primer momento, pero luego los entiendes tiempo después. Pero no es así. Aun te amo, Lucas. Aun susurro tu nombre cuando estoy sola. Aun te siento cuando no hay nada más que sentir.


A veces hablo con Paolo sobre ti y los viejos tiempos que tanto añoro que regresen. Hablamos de cuando nos conocimos y lo muy jóvenes que éramos; de que pretendíamos ser ignorantes a lo que había allí afuera y no nos importaba; de cuanto nos amábamos y aun te sigo amando. Te amo, Lucas, te amo, y repito tu nombre cuando pongo la mano en mi pecho y siento mi corazón latir y ahí te encuentro, dentro de mí. Repito tu nombre cuando a veces quiero olvidarte, pero sabes que no puedo, Lucas, no puedo. Lucas, Lucas, Lucas…


Ya empezó a llover y son más de las 2am. Escucho música mientras termino esta carta para ti. En pocas horas el sol me descubrirá aun sentada en el sofá releyendo mis líneas una y otra vez hasta quedarme dormida. Y en mi sueños, te encontrare; y podre decirte todo lo que no he podido decirte antes; retozando desnudos, riéndonos, mordiéndonos y dándonos tiernos besos hasta quedar dormidos en los brazos del otro…


Te amo, Lucas,
Yo soy lo infinito, tú eres lo eterno…

Eloise